El informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social revela que el 18,5% de los murcianos vive en situación de exclusión social
Ocho de cada diez personas en pobreza severa no reciben la renta básica de inserción; 100 mil personas viven con la incertidumbre de quedarse sin hogar; 10 mil personas que viven solas no tienen ningún apoyo para situaciones de enfermedad o dificultad; y el 85% de los ciudadanos realizaría más inversión social, aunque tuviera que pagar más impuestos. Estos son algunos datos del informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en la Región de Murcia. Datos que revelan que Cáritas se convierte en la primea entidad social en la Región de Murcia a la que acuden las personas más vulnerables, después de los servicios sociales públicos.
Raúl Flores, secretario técnico de la fundación FOESSA y jefe de estudios de Cáritas Española, expicó el miércoles que el informe autonómico refleja los datos de «una sociedad desvinculada, en la que cada vez es más difícil hacerse cargo de los que se quedan atrás».
El informe revela que el número de personas en exclusión social en la Región de Murcia es de 273 mil, el 18,5% de la población. Una realidad que se ve afectada por tres elementos: la vivienda, el empleo y las relaciones sociales.
«El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un derecho inaccesible para muchas familias», destacaba el secretario técnico de la fundación Foessa. En la Región de Murcia 38.000 familias tienen la incertidumbre de quedarse sin vivienda; el 13% de la población (195.000 personas) vive bajo el umbral de la pobreza severa al descontar los gastos del pago de la vivienda y los suministros de la misma; y el 12% de la población ha recibido avisos de cortes de los suministros básicos.
El desempleo, a pesar de su reducción progresiva, es una realidad persistente y ahora menos protegida, que, junto con la precariedad, manifestada en temporalidad, parcialidad e itinerarios cíclicos que alternan períodos cortos de empleo con otros de desempleo, generan trabajadores pobres y excluidos y limitan las posibilidades de integración de muchos colectivos. «La precariedad laboral se ha convertido -según Raúl Flores- en una forma de vida estructural en nuestra sociedad».
Por último, el acceso a los recursos sanitarios básicos, que están fuera de la competencia de la sanidad pública, refuerza el carácter de exclusión en la dimensión de la salud, con una especial incidencia entre las personas con discapacidad. El 9% de la población ha dejado de comprar medicinas, seguir tratamientos o dietas por problemas económicos, lo que afecta a 128.000 personas.
Además de plantear los datos de la situación sobre exclusión y desarrollo social, FOESSA propone tres líneas de actuación necesarias para afrontar la realidad
actual: «Entender que la solución es un camino compartido, tenemos que exigir a la administración pública cumpla su papel de garante de derechos, pero esta
situación no se revierte si no es con el esfuerzo de todos; necesitamos convertirnos en comunidad para generar la red que necesitan muchas de estas personas; y por último debemos plantearnos cómo queremos ayudar a estas personas excluidas», destaca Flores.
El obispo de Cartagena recuerda que la Iglesia, a través de Cáritas, trabaja cada día para acabar con la pobreza en la Región de Murcia y hace un llamamiento para
que gobierno regional y nacional afronten medidas que permitan terminar con la situación de exclusión social que viven muchas familias.